Muchas organizaciones carecen de un verdadero pensamiento estratégico, desarrollan tareas tácticas basadas en un sistema metodológico. Se han atado al procedimiento como objetivo a cumplir y han olvidado por completo sus objetivos estratégicos.

El sistema educativo, social y profesional, persigue la búsqueda de la seguridad y las certezas como receta para el éxito. No nos han entrenado en la incertidumbre, en la necesidad de ser flexibles y de cambiar. Cuesta abandonar la comodidad del método y entrar en la abstracción de los escenarios posibles/deseables.

La estrategia requiere combinar pensamiento de larga distancia, opciones y adaptación constante. Salirse de lo establecido para crecer, pero manteniendo un equilibrio con lo que ya está en curso.

Abandona la idea de "querer controlar la incertidumbre para poder navegar", y desarrolla la habilidad clave de "saber navegar CON incertidumbre".